¿Una más?

Una canción más, de nuevo entre sus brazos. He esperado meses para esto y finalmente lo tengo en frente mirándome con esa sonrisa con la que tantas veces he soñado. Perdí ya la noción del tiempo y la cuenta de las canciones que hemos bailado, dejé de pensar en todo a mi alrededor y de preocuparme por quienes nos miraban para enfocarme solo en los ojos café que me guían.
Los últimos versos de nuestra última canción resuenan en mis oídos, y me encuentro girando entre risas bajo el control de sus manos. Y sin previo aviso, dejo de dar vueltas y para chocar contra su pecho, contra sus labios. No intento separarme y él tampoco, dándome a entender que lo desea tanto como yo. 
Sus labios me dejan caer tan rápido como me hicieron volar, y por primera vez en toda la noche, odio que todas las miradas estén sobre mí. La música, a diferencia de mi corazón, no se detiene y una nueva canción guía la pista.
       -¿Una más? -me ofrece su mano por quinta vez hoy, sonriendo con nerviosa tranquilidad.
       -Sabes que no podría negarme a eso -respondo trantando de proyectar más calma de la que en verdad hay en mí-. Tan solo dame un minuto.
       Y sin esperar una respuesta camino con seguridad al baño del salón, lo cual es bastante difícil cuando todo en mi interior está por estallar. En el camino, una simple mirada a mi mejor amiga es suficiente para que me siga con pasos llenos de emoción.
       -Muy bien -suspiro cerrando la puerta del baño tras de mi, doy vuelta y me dejo caer sobre ella- ¿Qué acaba de pasar?
        -Te diré qué sucedió: llevas meses delirando por el chico que acaba de besarte justo en frente de toda tu familia y a quien abandonaste en la pista. Así que ahora irás hasta él, le dirás que te vea en las escaleras detrás del salón y lo besarás como es debido.
        -No puedo hacer eso -apenas logro decir.
        -Entonces iré yo -me separa de la puerta y empuja al tocador-. Solo déjate llevar, estarás bien -guiña un ojo y vuelve a la puerta-. Sal cuando estés lista.
        Me sonríe, asiento y espero a que salga para mirar mi reflejo en el espejo. Acomodo mi cabello, más por nervios que por necesidad y hago un par de muecas. Finalmente respiro profundo y camino a la puerta, lo busco con la mirada en el exterior y lo encuentro en la barra con un vaso de vodka entre sus manos y hablando con ella. No alcanzo a leer sus palabras, ni ver su rostro o gestos, pero antes de poder arrepentirme salgo del baño y me escabullo hasta las escaleras detrás del salón cargada de esperanza.
Esperanza que pronto sería arrebatada.

Continuará...

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